SENTIDO DEL TACTO.
El
sentido del tacto se debe a la existencia de unos receptores que son capaces de
detectar estímulos de naturaleza mecánica, como son la presión, el pinchazo de
un alfiler, etc. Son los mecanorreceptores, que se encuentran en el interior de
la piel.
Los
mecanorreceptores de la piel
Las
estructuras mecanorreceptoras para el tacto son muy sencillas. Se trata de
muchos tipos de terminaciones de dendritas de unas neuronas cuyo soma se sitúa
en los ganglios espinales. A veces están protegidas por algún tipo de cubierta.
Se sitúan en la parte más superficial de la piel, la epidermis, y en la más
profunda, la dermis.
Cuando
un mecanorreceptor recibe un estímulo táctil, se excita y emite un impulso
nervioso. Como el receptor es la dendrita de una neurona, el impulso viaja
hasta su soma, que está en un ganglio espinal. El estímulo sale desde el soma
por el axón, que puede formar un arco reflejo en la médula espinal o puede
viajar hasta el cerebro, de modo que somos concientes de las sensaciones
táctiles.
Existen
varios tipos de mecanorreceptores, cada uno de los cuales se especializa en la
recepción de uno o varios tipos de sensaciones táctiles. Un tipo de receptor,
las terminaciones libres, proporcionan informaciones de dolor y suelen
establecer arcos reflejos. Otros receptores pueden captar información sobre la
temperatura.
La
sensibilidad
Hay
zonas de la piel, como las palmas de las manos o los labios, que son mucho más
sensibles que otras. Se debe a que poseen más receptores.
Los
mecanorreceptores son las estructuras al servicio del sentido del tacto y se
localizan en la piel.
No hay comentarios:
Publicar un comentario